Balance de la conquista
La lengua española, introducida por los colonizadores europeos, se convirtió en la lengua oficial de la República Dominicana. Esto ha permitido la comunicación y la transmisión de la cultura a través de generaciones.
La religión católica, traída por los colonizadores, ha tenido un impacto significativo en la cultura y la sociedad dominicanas. La mayoría de la población es católica, y muchas festividades y tradiciones religiosas son parte integral de la vida dominicana.
La arquitectura colonial europea ha dejado su huella en la estructura de muchas ciudades y pueblos dominicanos, especialmente en el diseño de iglesias y edificios históricos.
La colonización europea trajo consigo la explotación de los pueblos indígenas y la introducción del sistema de esclavitud. Esto llevó a la pérdida de vidas y la explotación de comunidades enteras. Las divisiones sociales creadas durante la colonización persisten en cierta medida en la sociedad dominicana. La discriminación racial y las desigualdades económicas son temas que aún se enfrentan.
Casa del Sacramento:
He elegido está edificación por la historia que contiene, y por todos los usos que se le dió. Puede considerarse una de las mansiones o palacetes de mayor esplendor. Ubicada en la calle Isabel la Católica, fue vivienda de la familia Garay, y luego propiedad, durante la ocupación haitiana, del general Bernard Phillipe Alejo Carré, Comandante de la Plaza de Santo Domingo. Luego pasó a ser sede del Seminario Conciliar. En 1905 la casa fue restaurada, y sirvió como una de las anexidades de la Universidad de Santo Domingo, pasando luego a ser oficina del Servicio Militar Obligatorio, durante la llamada “Era de Trujillo».
Según dice la leyenda la Casa del Sacramento, fue ofrecida al Santísimo Sacramento por la esposa de don Luis Garay por la salvación de uno de sus hijos, el que, según se cuenta, fue llevado por un orangután domesticado al techo del edificio. En su juego con el niño, el animal insinuaba tirarlo desde lo alto, mientras la madre oraba. Según narra la tradición la madre entonces ofreció su casa al Divino Sacramento, mientras las gentes del barrio se arremolinaban en torno al suceso. Fue entonces cuando el animal “desistió», y bajó lentamente las escalinatas con el niño en brazos dejándolo sorpresivamente en su lecho. Desde entonces el Santísimo Sacramento fue el propietario de la vivienda hasta la llegada de los invasores haitianos en 1822.
La Casa del Santísimo Sacramento posee un magnifico patio interior rodeado de columnas rematadas en arcos. Presenta arcos en las dos plantas, y columnas de piedra y ladrillo. Hubo una balaustrada de piedra en la segunda planta cuyas huellas fueron respetadas en el momento de la restauración. Torreones finamente labrados culminan la edificación que puede ser considerada como una de las más sobrias del período colonial.
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